miércoles, septiembre 20, 2006

SE ACABÓ

Me voy a sentar a esperar al invierno, ya que el otoño no nos quiere, y me voy a acomodar en mi sillón con bastante ropa para ponermela toda de golpe el día que vuelvan a cambiar la hora.
Que afortunados somos los que hemos nacido en esta sociedad, tenemos agua caliente y supermercados, productos de limpieza y cremas antiarrugas, nuestro hijos son educados durante 12 horas por extraños y los abuelos vuelven a ser padres. Tenemos coches y gasolina diesel, aceite de oliva virgen extra, bífidus y productos ligth, anticelulíticos, ropa de diseño, lavadora, nevera y pinzas de la ropa.
Tenemos vitrocerámica, posavasos y suavizante, espejos para contar los michelines que eliminar en la bicicleta estática y nos jubilamos después de morir.
Tenemos semáforos, claxons, vacaciones y nos dan el tiempo en las noticias, para no mojarnos. El metro es un gran invento porque no nos hace perder más tiempo, quién iba a pensar hace 100 años que iríamos a trabajar a la otra punta de la ciudad, que bien que está. Y los semáforos para tener tiempo de pensar en nuestras cosas, el claxón por si nos dormimos, como el despertador y los teléfonos móviles. Menos mal que ponen anuncios para concienciarnos de que hay que adelgazar, sobre todo después de los excesos del verano y las "vacaciones". Que bien que existen las vacaciones, o "días de ausencia" para desconectar de nuestra vida, 22 días laborables es suficiente.
Y ahora a cuidarse, a recuperar la figura, a tomar bífidus y soja bio en tabletas, a seguir ganando dinero para comprar lavavajillas, pagar el seguro del coche, el impuesto de circulación, el de bienes e inmuebles, la hipoteca, el gimnasio, el colegio de los niños, las clases de inglés y las actividades extraescolares, las cenas de los viernes, las copas del sábado y el cine de los domingos, la ropa de temporada y los regalos de reyes, que ya están a la vuelta de la esquina, las vacaciones del año que viene y el tiempo, que cuesta mucho dinero ganarlo.